Investigadores del CICESE estudian poblaciones del murciélago magueyero en BCS

Foto: M Taschapka
Precisó que la especie tiene una distribución amplia en México y precisamente en la península de Baja California, se han localizado al sur, en la entidad sudcaliforniana.
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La Paz, Baja California Sur (BCS). La doctora María Calra Arteaga Uribe, quien es investigadora del Departamento de Biología de la Conservación del Centro de Investigación Científica y Educación Superior de Ensenada (CICESE) se encuentra realizando estudios sobre la a diversidad y estructura genética de poblaciones del murciélago magueyero menor, mismo que habita en cuevas de Baja California Sur.

El estudio de la investigadora del CICESE forma parte de un proyecto liderado por Rodrigo Medellín Legorreta, investigador del Instituto de Ecología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), y financiado por el fondo UC Mexus-Conacyt, en el cual se ha logrado muestrear a 120 ejemplares de la especie, a fin de evaluar su diversidad genética.

Arteaga informó que a lo largo de la investigación, iniciada hace más de 3 años, se han estudiado 6 cuevas en la media península, de las cuales, 5 son de maternidad y una de machos, y se han muestreado 120 individuos.

Precisó que la especie tiene una distribución amplia en México y precisamente en la península de Baja California, se han localizado al sur, en la entidad sudcaliforniana.

Al respecto, la doctora informó que la evaluación genética del murciélago magueyero en Baja California Sur hasta ahora ha arrojado que existe una gran diversidad y poca estructura en las poblaciones, es decir, que aparentemente se trata de una sola población de la especie.

Explicó que para determinar su diversidad genética se toma una muestra pequeña de una de las alas del ejemplar; el pedazo de tejido de menos de un centímetro se introduce en alcohol para conservarlo o se congela inmediatamente. Ya estando en laboratorio, de la muestra se extrae el ácido desoxirribonucleico (ADN) y se amplifican diferentes marcadores moleculares.

“La parte de la mitocondria nos cuenta una historia hacia el pasado, de millones de años, y los microsatélites nucleares nos van a dar una información más actual del flujo génico entre los individuos de estas cuevas”, detalló la investigadora.

Tras el análisis del ADN, los investigadores pueden comenzar la búsqueda de respuestas en torno a la conectividad genética de la especie y detectar si hay una señal de expansión demográfica que arroje indicios de lo ocurrido en el pasado con sus poblaciones.


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