La Paz, Baja California Sur (BCS). El expresidente municipal de Los Cabos, Antonio Agúndez, aseguró que su relación con su sucesor, Arturo de la Rosa Escalante, era “irreparable”, luego de que el panista, señalara su gobierno y su entrega-recepción como “irregular” y le cancelara 323 plazas que éste había otorgado a sus trabajadores antes de salir.
En ese sentido, el exalcalde señaló que él siempre respetó la administración de Arturo; sin embargo, sentenció que el tiempo le daría la razón y que saldría “a flote” muchas cosas que el Gobierno panista estaba haciendo mal.
“Sí, yo creo que ya es irreparable, respetamos su administración, hoy ahí se está viendo lo que dijimos nosotros en campaña, nosotros mostramos qué era lo que se estaba haciendo dentro de la administración y hoy la propia presidenta hace algunas declaraciones de la incongruencia de lo que se decía y de lo que se encontró; entonces la verdad es que el tiempo nos dará la razón y van a salir a flote muchas cosas de lo mal que se estaba haciendo en el gobierno”, dijo.
Del mismo modo, recriminó que la relación que mantuvo con su sucesor en la presidencia municipal, se rompió porque él así lo decidió y dijo que, aunque él le deseó suerte al entregarle el Ayuntamiento de Los Cabos, no la tuvo, pues la ciudadanía no refrendó su voto y le tumbó sus planes de reelección, en la pasada contienda electoral.
“No, ya –es irreparable–, yo lo respeto, ya cada quien por su lado, sí, así lo decidió él y desde ese momento cada uno tomó su rumbo y bueno pues, yo, cuando entró la administración le deseamos suerte, creo que no la tuvo […] la ciudadanía no le refrendó el voto […]cuando hay incapacidad de gobernar le van a echar la culpa a otra persona, siempre lo he dicho”, sentenció.
Es prudente recordar que, cuando Antonio Agúndez dejó la presidencia municipal para cederle el Ayuntamiento de Los Cabos a Arturo de la Rosa Escalante, éste, a pocas semanas de haber tomado posesión, señaló que se había llevado a cabo una entrega recepción con muchas “irregularidades” y canceló 323 bases sindicales que el petista había dado a parte de sus trabajadores, antes de abandonar el puesto.