La Paz, Baja California Sur (BCS). La suerte cambió para los habitantes del fraccionamiento Maurel. Los techos de cemento ya no los protegen contra las inclemencias del clima desde que fueron desalojados, porque las casas que habitaban no les pertenecían. Las invadieron.
Familias enteras se mudaron a un terreno en la colonia La Pasión en la que instalaron cartón, palos y sus antenas de sistema de televisión por paga.
Un grupo de mujeres se arremolinaba frente al Centro de Actividades Educativas y Recreativas, Rosalva Cuadras López, construida con madera y lámina.
Acababan de pasar por una fuerte lluvia que tumbó endebles viviendas, y si bien les fue, sólo sufrieron filtraciones de agua que mojó sábanas, colchones, televisores, cobertores.
Las mujeres señalaban averías, comentaban el miedo que sintieron durante la noche cuando escucharon que el arroyo comenzó a correr por el monte y relataban las pericias para mantener en pie las casuchas.
La Iglesia de Dios Pentecostal Bethesda cuenta con su terrenito. Aunque ellos no fueron desalojados ya tienen templo; hasta el fondo también se encuentra otra que venden esperanza a los nuevos colonos.
El cauce del arroyo fue desviado para instalar la nueva colonia. El Instituto de Vivienda de Baja California Sur vendió terrenos a 30 mil pesos para pagar a plazos. Los niños brincaban en lo que forma parte de la huella del agua, misma que es detenida por un bordo con grandes piedras.
El lodo está dentro de su casa. Karina vive ahí. La niña sonríe ante los extraños que se inmiscuyen en su día. Atrás sus hermanas más grandes golpetean clavos. Su madre manifiesta su descontento por la situación mientras lava ropa que se ensució por la noche por la caída de agua.
Excelente trabajo fotográfico!
buen reportaje!