La Paz, Baja California Sur (BCS). Anterior a 1997, en el Arrecife de Cabo Pulmo existían dos tipos de corales: los del tipo C y los del tipo D. Sin embargo, con la llegada del fenómeno El Niño en ese mismo año, que fue considerado como uno de los más fuertes del siglo pasado, los corales del tipo C desaparecieron del lugar debido a que toleraban más el frío que el calor. Por el contrario, los de tipo D sobrevivieron, pues eran capaces de soportar temperaturas más elevadas.
En la actualidad, los corales que habitan en esa parte del golfo de California son descendientes de las especies sobrevivientes, señaló en entrevista Héctor Reyes Bonilla, profesor investigador de la Universidad Autónoma de Baja California Sur (UABCS).
“Ha habido como una especie de reciclaje genético, de tal manera que los corales de la actualidad se han hecho mucho más resistentes. Por ejemplo, en los ochenta y noventa, una temperatura de 30 grados en promedio era suficiente para causar mortandad en estos organismos marinos. Hoy en día se sabe que pueden tolerar esas temperaturas por dos o tres meses, antes de sufrir daños”, dijo.
Por otro lado, el investigador señaló que las condiciones actuales en las que viven los arrecifes de coral en Cabo Pulmo, son las que probablemente prevalecerán Oceanía en los próximos 50 años.
Por esta razón, algunos países están interesados en estudiar el proceso de adaptación de estos corales, a través de análisis genéticos para averiguar cuáles son los genes que evitan la acidificación. Incluso, existe la intención de elaborar vacunas especializadas para frenar el impacto generado por el cambio climático.
No obstante, puntualizó Reyes Bonilla, la iniciativa ha generado un amplio debate a nivel mundial, ya que dentro de las consecuencias expresadas, se considera que si se administran las vacunas a estos organismos, ya no habrá razón para detener el uso de combustibles fósiles, causantes en buena medida del cambio climático. Por lo anterior, esta iniciativa se encuentra actualmente en discusión.
