Dos jóvenes en La Paz van a hospitales a leer libros a pacientes; buscan a más voluntarios

Actualmente están buscando más personas que se quieran sumar al proyecto, ya sea como voluntarios o como un servicio social
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La Paz, Baja California Sur (BCS). Andrea Gabriela Robles Gómez y Rebeca Olachea Pérez son voluntarias en el programa de Salas de Lectura en Hospitales en La Paz, y van una vez por semana al Hospital Salvatierra al área de Salud Mental y sala de espera para consulta y a la Unidad de Hemodiálisis para compartir lecturas de libros con los pacientes, sin paga alguna y con el fin de que el desánimo de ellos no decaiga y hacer menos pesada su estancia en esos lugares.

“Salas de Lectura es un programa nacional en el que cualquier persona que esté interesada en promover y en fomentar el hábito de la lectura, puede participar, y pues, una sala de lectura puede ser en cualquier lugar, hay algunos que se coordinan en hospitales, en escuelas, al aire libre, para policías, para bomberos, en cafés”, explicó Andrea Robles.

“Yo pienso que la lectura es algo súper básico y muy importante en la formación de las personas, que realmente te completa como ser humano; y, pues el hecho de estar con esa pesada carga que es la falta de salud, el estrés al que se ven sometidos los que están en los hospitales, hace que su ánimo decaiga, y muchas veces en los hospitales se atiende la parte física y no tanto la emocional o la psicológica; con este programa de Salas de Lecturas, lo que se quiere hacer es intentar ayudar en la recuperación, digamos, holística, un nivel más completo”, agregó.

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Andrea Robles comentó que, por el momento y por los tiempos de cada una, Andrea sólo va a la Unidad de Especialidades Médicas (Uneme) de Hemodiálisis y Rebeca va a Salud Mental en el Salvatierra.

“Ahorita yo estoy yendo una hora a Hemodiálisis y otra chica está yendo una hora a Salud Mental; pero, inicialmente, con más gente, estábamos yendo más días a la semana, o sea, 2 horas; tampoco puedes interrumpir con los horarios de los médicos, además a veces están cansados por os tratamientos, no puede ser más de una hora diaria, pero sí puede ser varios días a diferentes horas.

“Realmente es porque nos quedamos como voluntarias, la otra chica y yo, pero, cuando haya más interesados, más voluntarios, más prestadores de servicio social, sí podrían ser fácil unas 3 horas en días diferentes en cada área”.

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En ese sentido, mencionó cuáles son las áreas y hospitales a los que están acudiendo actualmente, y en donde tienen los espacios abiertos para compartir las salas de lectura.

“Las áreas donde ahorita se tienen permisos es en Salud Mental, sala de espera de Consulta Popular del Hospital Salvatierra, salas de espera del IMSS 5 de febrero y también la Uneme de Hemodiálisis, con pacientes hospitalizados; digamos que esas son las áreas que se nos han dado la oportunidad de trabajar, que hemos conseguido ese espacio, pero la idea es llevarlo a todos los niveles, desde las salas de espera hasta trabajar con personal médico, con el administrativo, policías y pacientes hospitalizados”.

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La joven voluntaria narró cómo son las actividades que realizan en las tres áreas donde están compartiendo la lectura de los libros, pues en cada una es una dinámica diferente por el tipo de persona con las que están:

“En el área de Salud Mental sí se hacen dinámicas donde participan los pacientes, porque lo que quieres es que estén concentrados en lo que estás haciendo, fomentar la participación; incluso ves que ellos no se hablan ni conocen, y lograr que se abran un poquito más no sólo contigo, que empiecen a ver que tienen cosas en común gracias a la lectura, a expresarse; hacemos círculos de lectura, a veces escriben lo que entendieron o dibujan algunas cosas que les gustan, hacemos cómics, fábulas, cuentos cortos; intentamos que sea lecturas que no caigan en lo moralista, sí que sean positivas.

“En los otros lugares, como en las salas de lectura, por la cantidad de gente, ahora sí que somos nosotros quienes leemos, siempre algo corto con un grupo pequeño de personas, si hay muchas personas la repetimos de grupo en grupo; dejamos al alcance de los pacientes, en una mesa, materiales, varios libros que traemos, les explicamos a qué venimos, cuánto tiempo estamos y que pueden tener acceso a los libros sin ningún costo, más o menos una hora estamos ahí, pero de 5 a 10 minutos con cada lectura […] Pueden ser pacientes que esperan a entrar a consulta o familiares, conocidos o amigos que van a consulta”.

“En Hemodiálisis se trabaja con pacientes hospitalizados y con el personal de enfermería, como en la Unidad hay pocos pacientes, de 10 a 15, es una atención un poco más especializada porque ya tienen sus días y sus horarios fijos, si vas un día, ya sabes a quién vas a ver, ya conoces a las personas y puedes conocer más sus gustos y sus intereses, así que puedes llevar lecturas más específicas […] Estamos una hora ahí, al igual que en Salud Mental”.

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En cuanto a las experiencias que han vivido en las diferentes áreas, Andrea Robles platicó que en cada una es bastante diferente, desde la respuesta de la gente, de la aceptación, de los trabajos que hacen, de cómo logran abrirse las personas y comienzan a contar sus experiencias gracias a los libros.

“En cada área ha sido bastante diferente; por ejemplo, en las salas de espera del IMSS, podrías decir que hay mucha gente y nadie te va a poner atención, hay mucho ruido, pues, ha habido una muy buena respuesta, la mayoría de la gente, cuando llegas y dices lo que estás haciendo, te pone atención y se muestran agradecidos, porque ha de ser muy difícil estar esperando bastantes horas para que te atiendan y más con padecimientos; hay gente que nos pregunta y les da curiosidad sobre el programa, si nos pagan o no, se interesan por la lectura, por los escritores, nos piden las copias de lecturas […] La gente se acuerda de cosas con las lecturas, de anécdotas, de autores, hay retroalimentación y nos platican; lo sacas del tedio, del aburrimiento.

“En Salud Mental ahí nos ha tocado de todo, sí es un área donde no cualquiera persona va a querer trabajar ahí, pues cada quien tiene su problemática, ya que es un centro de captación de personas con conflictos que todavía no se sabe exactamente a dónde los van a canalizar, llega gente con problemas psicológicos, psiquiátricos, con adicciones, de violencia familiar, y como hay gente muy variada, sí tienes que ir aprendiendo en cómo introducirte ni ser muy invasivo, ya que reciben muchos grupos como Alcohólicos Anónimos, religiosos […] Cuando ellos ven que sólo quieres compartir un rato la lectura y que se distraigan, sí se relajan bastante y hay muy buenas reacción y son participativos, es sorprendente la forma en cómo se expresan los pacientes, tienen ideas muy buenas”.

La joven, que es estudiante de Biología Marina en la Universidad Autónoma de Baja California Sur, ya lleva más de un año y 3 meses en este programa, que es impulsado por Fomento Editorial del Instituto Sudcaliforniano de Cultura (ISC), quienes son los que les proporcionan los libros para llevarlos a los hospitales.

“Fomento Editorial, a cada promotor de lectura nos dio un acervo de libros, de literatura internacional, clásica, contemporánea, de México, de Baja California Sur, el primer paquete que nos dieron tenía unos 60 libros, y después, de poquito en poquito, de 10 en 10, creo que nos han dado otros 2 paquetes”.

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Sobre su experiencia en estar en estos lugares, Andrea contó que le ha hecho valorar su salud y que, por otro lado, no sólo es compartir historias que hay en los libros, sino que también han aprendido de las mismas personas que están internadas o esperando entrar a consulta.

“Sí, son lugares olvidados por la sociedad, uno nunca piensa que va a estar enfermo, herido, que le va a faltar la salud, tener salud es algo uno siempre lo da por sentado, pero cuando falta ya realmente valoras eso; entonces, a mí me ha dejado tener una conciencia de mi salud, de mi cuerpo, de lo valioso de estar sano y no estar en un hospital; cuando estás ahí con las personas vamos a compartir y aprender de ellas también con sus experiencias.

“No se puede medir el impacto que tenemos, pero sí muchas veces el propio personal de los hospitales nos dice que algunos pacientes preguntan por nosotros, que, si cuándo vamos a ir, que nos estamos esperando; eso te habla de que le gusta a la gente, que le ayuda y le trae algún bienestar”, añadió.

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Andrea Gabriela Robles Gómez, voluntaria en Salas de Lectura en Hospitales

Finalmente, Andrea comentó que no hay voluntarios en el IMSS, debido a que, por lo pronto, sólo están ella y otra chica las que quedan, pues otros, debido a sus actividades, han tenido que dejar el programa; Andrea es originaria de Guanajuato y pronto se regresará ya que está por concluir su carrera en la UABCS, por lo que está buscando que más jóvenes que quieran participar de manera voluntaria o como servicio social, se sumen a este proyecto y no quede abandonado.

“Ahorita no hay nadie en el IMSS, y ahí se necesitarían por lo menos 3 personas; no sólo en los hospitales, sino también puede ser en los centros de salud, en donde nos den el espacio para hacerlo”.

Andrea invita a quienes quieran participar en el programa a que se comuniquen con ella, puede ser como servicio social o como voluntariado.

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Fotos: Andrea Gabriela Robles Gómez


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