La Paz, Baja California Sur (BCS). Miguel Zamorano, un hombre que se dedica a embalsamar cuerpos en una de las funerarias de La Paz, confirmó que, desde que inició la ola de violencia la Capital de BCS —junio del 2014—, la demanda de servicios funerarios se incrementó, hasta en un 40%; aunque sólo en ciertos lugares, en los que los deudos de las víctimas, presuntamente estaba relacionados con el crimen organizado, hicieron convenio para ser atendidos ahí.
De todas las funerarias que existen en La Paz, explicó, sólo una cuenta con la exclusividad de brindar servicios a fallecidos vinculados con el narco. Miguel prefirió no decir el nombre del lugar, por cuestiones de seguridad, según expresó; no obstante, reconoció que no todos los lugares dedicados a la venta de ataúdes tuvieron incrementos en sus ventas.
En general, comentó , en cada funeraria se atienden entre 50 y 56 mueres mensualmente. Contrario a lo que la mayoría de la gente deduce, explicó, el periodo vacacional de Semana Santa no es el periodo con más defunciones, sino el mes de julio, con alrededor de 80 servicios; en contraste, es mayo el mes en el que menos trabajo tienen, con apenas 40 defunciones.
En 4 de cada 10 servicios los dolientes optan por la cremación; la incineración es más recurrente cuando la persona fallecida se trata de un infante, pues los familiares en el 60 % de los casos se inclinan por este método. En el caso de los adultos mayores, es lo contrario; en ese segmento sólo el 5% eligen este medio, y tiene tiene que ver, según explicaron, con preservar lo que le hubiera gustado al fallecido.
De acuerdo a los precios, un ataúd puede llegar a costar 90,000 pesos, dependiendo de factores como estilo, tamaño, material y detalles de fabricación, mientras que las urnas para cenizas varían de 500 hasta 3,000 pesos.
