En Santa Rosalía, con «Cultura Urbana», buscan hacer «un pueblo de lectores»

La Paz, Baja California Sur (BCS). Ya suman 35 citas de escritores mundialmente conocidos que adornan las bardas de Santa Rosalía, como parte de las actividades que realiza el grupo Club de Lectura de Santa Rosalía, desarrollador del proyecto “Hagamos de Santa Rosalía un pueblo de lectores”, y que emprende esta actividad llamada Cultura Urbana, dirigida por Edgardo Maya y Patricia Valenzuela, quienes han integrado a sus intervenciones el “Día de la Liberación”, un acto de altruismo que se une al objetivo general de la organización: que la población lea.

Patricia Valenzuela, iniciadora de este movimiento y fundadora del Club de Lectura de Santa Rosalía, el cual cumple ya tres años, explica que escribir versos en las bardas surge como una estrategia “para atrapar la mayor cantidad de lectores en potencia, además de mejorar la vista de las calles del pueblo, aprovechando los espacios para que, con frases cortas, la mayoría extraídos de textos de escritores nacionales e internacionales, el transeúnte y automovilista se sienta motivado a leer”.

Son los mismos miembros del Club de Lectura quienes se encargan de poetizar las calles de Santa Rosalía, incluyendo los hijos de Patricia, extendiendo su idea incluso a Guerrero Negro y Heroica Mulegé.

Sobre el proceso para realizar los murales, la fundadora del proyecto explica que de manera personal, tanto ella como Edgardo Maya, acuden con los propietarios de las bardas “para explicarles de lo que se trata”, haciendo “énfasis en dejar claro que no tiene nada que ver con partidos políticos ni asociaciones religiosas”.

A lo largo de dos años que suma en acción la idea, han logrado hacerse de un patrocinador, quien los provee de pintura, negra y blanca como las páginas de un libro, y accesorios tales como brochas y rodillos. Las frases a pintar son elegidas por Patricia, aunque también recibe recomendaciones y ofrece al dueño del espacio frases para que elija la que más le guste.

En La Paz existe un movimiento similar, aunque los textos no citan al autor y aparentemente se realizan sin autorización, es llamado Acción Poética, y aunque Valenzuela acepta haber obtenido influencia de éste, afirma que no mantiene ninguna relación con sus autores.

“Mucho tiempo antes de hacer realidad esta actividad traje en la cabeza esta idea, y sí, me vi influenciada un poco por el movimiento de Acción Poética, sin embargo yo deseé que la gente leyera frases hechas por escritores reconocidos y, por supuesto, que la pinta lleve el nombre del autor de la frase, para que su obra pueda ser buscada si al transeúnte le gusta la frase. Por esta influencia decidí que el fondo fuese blanco y las letras negras, eso fue lo único que quedó de la idea original del movimiento Acción Poética, aplicado en Cultura Urbana […] Nosotros no pertenecemos al movimiento Acción Poética, no tenemos contacto con ellos. Cultura Urbana es una actividad regional, independiente y propia”.

Hagamos de Santa Rosalía un pueblo de lectores se trata de un proyecto amplio, a pesar de ser altruista y contar con escasos recursos, y no sólo se limita a los trabajos de Cultura Urbana, sino que también organiza el Campamento Literario Sudcaliforniano (CaLiSud), que busca llevar libros a las comunidades más alejadas de la entidad y es financiado únicamente por Patricia y Edgardo; y El Día de la Liberación, que se trata de «olvidar» un  libro en la calle con el fin de que alguien lo recoja y lo lea.

El Día de la Liberación se lleva a cabo todos los días 8 del mes, elegido absolutamente al azar, asegura Patricia, y en el libro que es liberado se coloca una nota que dice “si te encuentras este libro, quédatelo, es tuyo mientras lo lees. Después vuelve a liberarlo en cualquier sitio público. Con esto contribuyes a hacer de Santa Rosalía un pueblo de lectores”.

“También incluye la fecha de liberación y un correo electrónico, por si la persona quiere contactarnos”, detalla Patricia Valenzuela. “Se pretendía que se formara una red de lectores, pero hasta la fecha nadie nos ha escrito […]Los recursos con los que compro los libros para esta actividad son propios; en contadas ocasiones, de alguna donación que me hacen, selecciono el libro que me parece adecuado. Lo dejo por ahí, ‘sin querer’, en cualquier sitio donde haya movimiento de personas, y trato de captar con mi cámara fotográfica, el momento en el que es encontrado”.