Los Cabos, Baja California Sur (BCS). El proyecto “Lotificación El Zalate”, promovido en San José del Cabo, Baja California Sur, contempla el desarrollo de un conjunto residencial sobre una superficie de 10,825 hectáreas. De acuerdo con la Manifestación de Impacto Ambiental (MIA), el terreno se divide en 3 áreas: conservación (72.31 %), lotificación (23.92 %) y vialidad (3.77 %). Aunque se presenta como un desarrollo con medidas de mitigación ambiental, el documento revela impactos significativos en flora, fauna, suelo, aire y paisaje.
De acuerdo con el documento entregado, buscan dividir el predio en 9 lotes de diferentes dimensiones para la construcción de casas residenciales, cada una contarla con servicios básicos como teléfono, luz, agua y drenaje, además de un cajón de estacionamiento propio. Cada vivienda tendría 3 recamaras privadas.
Uno de los aspectos más preocupantes es la afectación directa a especies enlistadas en la NOM-059-SEMARNAT-2010. En el área del proyecto se identificaron 3 especies de flora en riesgo: Ferocactus townsendianus (amenazada), Lophocereus schottii y Gossypium davidsonii (protección especial). En cuanto a fauna, se registraron 3 especies de reptiles también en categoría de amenazadas: Uta stansburiana, Callisaurus draconoides y Urosaurus nigricaudus. La remoción de vegetación y la alteración del hábitat son los principales factores que podrían comprometer su supervivencia.
El estudio reconoce que “la importancia de este impacto resulta por la disminución de la calidad ambiental que se tendrá”, y aunque se proponen programas de rescate y reubicación, se admite que “la recuperación sería sólo parcial” y que “no es reversible en el mediano plazo”. Además, se prevé una “disminución de la superficie de captura de agua” por la compactación del suelo, lo que afectaría los ciclos hidrológicos del ecosistema.
En términos de emisiones, el proyecto generará contaminantes atmosféricos por el uso de maquinaria pesada y vehículos a diésel y gasolina. Aunque se planean medidas como mantenimiento preventivo y riegos para controlar el polvo, el estudio admite que “la magnitud de este impacto se considera como moderadamente significativo”.
El pronóstico ambiental del proyecto es ambiguo. Por un lado, se afirma que “el ambiente afectado mostrará poca capacidad de resiliencia”, pero también se asegura que “no habrá cambios significativos en el estado actual del Sistema Ambiental”. Esta contradicción pone en duda la efectividad de las medidas de mitigación propuestas, especialmente considerando que el proyecto se desarrollará durante 60 años, con 10 años destinados a construcción y 50 a operación.
Finalmente, aunque el proyecto se alinea con los planes de desarrollo estatal y municipal, su ubicación en una zona de alta biodiversidad y su impacto en especies protegidas plantean interrogantes sobre la sostenibilidad del modelo de urbanización en ecosistemas frágiles. La presión sobre el acuífero Cabo San Lucas, cuya disponibilidad de agua subterránea es “cero” según datos oficiales, y el incremento en residuos sólidos, aunque considerados de “poca magnitud”, son factores que deben ser evaluados con mayor rigor.
