La Paz, Baja California Sur (BCS). Bajo la premisa de que “la violencia siempre ha estado ahí”, Luis Felipe Lomelí construyó el argumento de su más reciente novela: Indio Borrado. El escritor que dejó Baja California Sur, a finales de los noventa, regresó en busca de La Paz, aquel calmo lugar que, por ahora, sólo habita en su memoria.
El fin de semana pasado, se llevó a cabo la presentación de su más reciente obra y publicada por Tusquets, en la que plasma la historia de Güero, un chavo de 13 años quien habita la colonia Revolución Petrolera, en Monterrey. Desentraña las pugnas de jóvenes pandilleros que pelean por su barrio y cómo se filtra un nuevo elemento en la desquebrajada sociedad: el narcotráfico.
Su relato busca evidenciar el proceso del imaginario social cuando la violencia se instaura en las ciudades. “Cómo diablos contamos esa transformación de la realidad más allá de los hechos, cómo logramos hacer sentir esa transformación a alguien que nunca la ha vivido”, comentó.
Y es que su realidad ha cambiado desde que se fue de La Paz, cuando estudiaba una maestría Ecología de Zonas Áridas en el Centro de Investigaciones Biológicas del Noroeste (Cibnor). La tranquilidad terminó al arribar a Colombia; cambió playas por autos bomba. Le tocó la guerra contra el narco de ese país.
“Venía de vivir de La Paz en 1999 y me fui a Colombia; terminé cortando con la morra, no me reconocía, no me reconocía yo mismo”, explicó.
Inclusive, recordó, allá por los noventas, cómo en puertos de Baja California Sur, “cuando era el pequeño narco emprendedor que se dio cuenta de que en el Pacífico se pescaba abulón o langosta, había mucho varo y nada que hacer: estaba con madres venderles droga”.
La influencia del paisaje, los modos de vida del estado, quedaría plasmado en su cuento Todos Santos de California. Obtuvo el Premio Nacional de Literatura de Bellas Artes de México por su primer libro, Todos Santos de California (Premio Nacional de Cuento «San Luis Potosí”).
En Indio Borrado, se detecta el inicio de la violencia para la ciudad de Monterrey, pero que en las colonias marginales era común.
Eduardo Antonio Parra fue el interlocutor entre los aficionados a la lectura y Luis Felipe Lomelí, en uno de los eventos finales de Lunas de Octubre., organizado por el Instituto Sudcaliforniano de Cultura.
