Sudcalifornianos se desarraigan cada vez más de su territorio ante desarrollos: activista

Colectivo Ricardo Flores Magón busca la reflexión colectiva a través de “Del Barrio al rancho”
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La Paz, Baja California Sur (BCS).  El desarraigo cultural y territorial es el principal enemigo para la colectividad sudcaliforniana frente a los grandes capitales extranjeros o nacionales que, en su mayoría, buscan el desarrollo inmobiliario y minero del estado.

Tito Fernando Piñeda Verdugo, integrante del Colectivo Ricardo Flores Magón, sostiene que el discurso que convierte a los recursos naturales en mercancía, está generando “problemas sociales, culturales y ambientales”.

“En el barrio buscamos promover la reflexión colectiva del despojo de nuestra tierra”, comentó al hablar del evento “Del Barrio al rancho”, caravana que inició su transitar por la capital desde el 29 de junio para transmitir el mensaje. El evento, dijo, es una forma de recuperar la conciencia social de los individuos que habitan los barrios.

El sábado 05 de julio visitaron El Esterito. Con sus colonos recordaron un hecho que marcó la historia de Baja California Sur:

“Entre la década del 60 y el 70, el paisaje sudcaliforniano empezó a cargarse de sentido mercantil. Poco a poco, algunos gandallas, lo convirtieron en una mercancía, que como cualquier otra, se podía comprar y vender”, expresó.

Lo interesante, mencionó,  es que “en el histórico barrio de «El Esterito», en ese entonces habitado exclusivamente por familias que vivían de la pesca, apareció el doctor Forcada Martínez con escrituras en mano, reclamando ser propietario de todo el primer cerro de la colonia, conocido como la Colina del Sol. Negociado con inversionista, se buscaba construir una zona residencial para los nuevos habitantes, que aún no llegaban a la península”.

El gobierno del territorio en aquel tiempo intentó desalojar a mujeres y pescadores con el uso de militares y policías. No lo consiguieron. En cambio, se dio una resistencia por abandonar su única propiedad: su tierra.

“Ojalá se interrumpiera esta linealidad que propone el desarrollo, aunque sea sustentable, la sustentabilidad no es más que uno de los más avanzados discursos del capitalismo, porque sigue manteniendo la idea de que la naturaleza es una mercancía para que el hombre la siga explotando aunque sea mesuradamente”, explicó.

Resaltó que “no queremos convertirnos en rancheros o indígenas, no podemos: somos fabricados en la ciudad, pero con un poquito de imaginación y acción podemos inventar otra forma de colectividad con respeto al otro, a la diversidad; necesitamos el enraizamiento, necesitamos acabar con el desarraigo sumamente dañino para la colectividad”.

“Poco a poco nos alejamos del mar, ahora, desarraigados, desterritorializados, aparecen proyectos que buscan restringir espacios y resulta que nadie dice nada y no pasa nada”, concluyó.


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