La Paz, Baja California Sur (BCS). Guillermo Hernández, mejor conocido como “Memo el portero”, es sin duda uno de los personajes urbanos más conocido de La Paz. Son pocos los paceños que no lo han visto alguna vez con su atuendo de guardameta bajo los rayos del sol costeño, una veces sólo caminando hacia alguna cancha donde jugar o ver un partido de futbol, otras deteniendo pelotas invisibles en espacios públicos cualquiera.
Su portero favorito es el tamaulipeco Edgar Hernández, del club Gallos Blancos de Querétaro, y su equipo predilecto es siempre la Selección Mexicana de Futbol. Asegura que cuenta con más de 50 uniformes distintos para practicar su deporte predilecto, lo cual hace desde los 10 años de edad, comenta.
En cuanto a delanteros, confiesa que no le gusta “más o menos ninguno”, sin embargo afirma saber cuál es la clave para ejecutar un buen disparo y terminar metiendo gol. “El chiste es pegarle como sea”, dice, “acomodarte y ¡pum!, retacarla como venga, no esperar a que el balón bote”.
Guillermo está convencido de que los equipos de futbol locales continúan rechazándolo porque sus habilidades son demasiado superiores, a tal punto que hace los encuentros poco entretenidos, por lo que lo mantienen sin contrataciones.
“Yo tengo demasiada velocidad, conmigo no pueden […] Aquí saben que no me pueden ganar, aunque tú la quieras meter al segundo palo, al primer palo o pegarle como sea […] Saben que conmigo no pueden, conmigo no pueden”.
A “Memo” se le ve regularmente en el campo de futbol contiguo al Centro de Reinserción Social (Cereso) de La Paz, donde algunas veces es invitado a atajar algunos balones, aunque la mayor parte del tiempo es observador durante los partidos de liga que ahí se celebran.
En las inmediaciones de este campo de futbol “Memo” es bastante conocido, incluso la gente le grita desde los autos “¡Sos grande, Memo, sos, grande!”, pero a él no le gusta demasiado el reconocimiento y en ocasiones se molesta. Son muchas las historias que existen sobre Guillermo Hernández, pero lo cierto es que es un personaje irrepetible que, sumido en su sueño de balompié, es uno de los tantos que hacen de esta ciudad un sitio único.
