La Paz, Baja California Sur (BCS). El experto en el estudio de redes de tráfico de migrantes en el país, Simón Pedro Izcara Palacios, rechazó exista una relación con las redes de trabajadores agrícolas que llegan a Baja California Sur.
El doctor en sociología por la Universidad Complutense de Madrid señaló que “no hay relación alguna, aunque las personas que conducen estas redes, ambos llevan el nombre de coyotes, pero en el primer caso son mujeres que circulan por el territorio nacional, en cambio, las redes de BCS parten del sur de México, y estos coyotes traen migrantes, pero la actividad es una red legal, no ilegal”.
Y es que algunos investigadores han vinculado redes de migrantes internacionales con la migración que comienza con las temporadas de la agroindustria.
Por ejemplo, en el documento Mixtecos en la Frontera de la Comisión de Desarrollo Indígena (CDI), reconoce:
“Este movimiento migratorio se debe a la búsqueda de mejores condiciones de vida, y su dinámica es favorecida por factores estructurales complejos como las asimetrías económicas entre ambos países, la creciente interdependencia económica y las intensas relaciones e intercambios entre México y Estados Unidos, profundamente afectados por procesos de globalización y trasnacionalización”.
Sin embargo, Izcara Palacios comentó que existen diferencias con la red de migrantes a Estados Unidos que ha analizado en la frontera norte, porque se pagan sobornos a autoridades involucradas y grupos del crimen organizado están relacionados en un alto porcentaje de los casos.
El conocimiento es profundo en cuestión de las atrocidades que pasan los migrantes. Así lo demostró con su plática Tráfico de migrantes y abuso sexual, exposición efectuada durante el encuentro latinoamericano de sociología que organizó la Universidad de Tijuana (UDT), en La Paz. .
Algunos resultados que llamaron la atención, destacó la disminución de un 70% en los últimos 10 años de la afluencia de migrantes a Estados Unidos en la frontera norte mientras que en el sur solo bajó un poco.
En su más reciente investigación, entrevistó a 80 mujeres migrantes centroamericanos que quedaron varados entre un mes o varios años. Los datos revelaron que la delincuencia organizada participó en un 41% de los casos y la mayor parte orientadas a la explotación sexual.
