La Paz, Baja California Sur (BCS). El obispo de La Paz, Miguel Ángel Alba Díaz anunció mediante un comunicado, la posible apertura de iglesias para oficiar misas presenciales y otras actividades pastorales; sin embargo, refirió que ésta se dará de manera paulatina, prudente, progresiva y responsable de acuerdo al comportamiento de la entidad, en el Semáforo Epidemiológico, el cual se encuentra en nivel 5.
En este sentido, el religioso mencionó que una vez que suceda lo anterior, no será necesario tomar la temperatura, para la admisión de los asistentes; en lo que respecta al uso de cubrebocas, dijo que no será obligatorio, pero que, si algún ciudadano se siente más seguro portándolo, podrá hacerlo.
“La Secretaría de Salud no lo exige (el cubrebocas) como obligatorio y señala que incluso puede ser contraproducente, sobre todo en esta época de calor, pero es conveniente recomendarlo en atención a las personas que pudieran sentirse inseguras sin él”, explicó Miguel Ángel Alba.
En cuanto a la celebración de la Santa Misa, dijo que habrá algunas modificaciones para salvaguardar a los asistentes, tales como, que se omitirá el saludo de paz; a la hora de comulgar el servidor de Cristo indicó que, las personas deberán guardar la sana distancia y la comunión deberá de darse en la mano y sin dialogó con el fiel.
Alba Díaz, precisó que la confesión de dará de manera confidencial, con sana distancia y cubrebocas. El Obispo mencionó que, los actos sacramentales como: el bautizo, la comunión y el matrimonio también se llevarán a cabo de manera distinta a la tradicional, por el COVID-19.
“La asignación del bautizo y las imposiciones de manos se harán sin tocar al fiel. En los matrimonios sólo los contrayentes podrán manejar anillos y arras o abstenerse de ellos, se recomienda suprimir el lazo en las primeras etapas; las unciones de confirmación se harán con algodón para cada persona o quienes las realicen deberán desinfectarse las manos antes y después de hacerlas”, explicó.
Finalmente, solicitó a los párrocos a ser responsables con los feligreses y velar por su bienestar espiritual, sin exponerlos a riesgos innecesarios o poner en peligro su salud física.
