La Paz, Baja California Sur (BCS). Una de las características que resalta de la Reforma al Campo es la facilidad con la que inversionistas podrán arrendar u obtener tierras de uso común de los ejidos de la entidad mediante su desincorporación.
En relación con lo anterior, Eligio Soto López, delegado de la Procuraduría Agraria en Baja California Sur, explicó que los terrenos en poder de los núcleos ejidales se podrán desincorporar a través de la creación de sociedades mercantiles.
La razón yace en impulsar el desarrollo inmobiliario-turístico de toda la media península, pues los ejidatarios sudcalifornianos cuentan con el 60 por ciento de las playas y, el norte del estado, está en la mira de gobiernos e iniciativa privada.
“Más fácil las van a poder conseguir (los inversionistas), ¿por qué va ser más fácil? porque van a salir del dominio del Ejido como sociedad mercantil. Así, las tierras salen del dominio del ejido, por eso les explicaba que la tierra será de una sociedad comercial: los ejidatarios serán los dueños, pero no como ejidatario sino como accionistas”, reveló.
Entonces, se creará una especie de trato entre empresas y ejidatarios para que estos sean asociados, “y estarán a disposición de las inversiones que verdaderamente quieran concurrir y disfrutar de las bellezas que tiene Baja California Sur”. Sin embargo, no detalló los procesos legales que giran en torno a la nueva estrategia del gobierno de Enrique Peña Nieto.
“Nosotros vamos abrir esos espacios para que el desarrollo se dé en todo el estado, el cual, nomás queda en manos de unos cuantos”, precisó.
Para el funcionario público el crecimiento desproporcional del sector no representará un peligro para las reservas de agua del estado.
“La tecnología acuífera ya no depende de pozos, lo primero que vamos hacer es que no se explote un metro cúbico del subsuelo, que usen la tecnología de agua desalada. El agua no se le quita y está concesionada al ejido, pero si puede pasar como en Los Cabos están tomando el pueblo de la desaladora”, puntualizó.
Reconoció que el líquido potable incrementaría su valor al ser procesado por una desalinizadora, pero “el turismo paga lo que el hombre humano no puede pagar, cada hotel debe cumplir con su desaladora”.