Sierra San Francisco posee los sitios arqueológicos mejor conservados de BCS: INAH

Junto a sierra Guadalupe los expertos de la dependencia federal han registrado mil 150 lugares de importancia histórica
Comparte esta noticia en:

La Paz, Baja California Sur (BCS).  En la zona central de la península, es decir, en Sierra de San Francisco que, en palabras de la directora del Centro del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) en Baja California Sur, María de la luz Gutiérrez Martínez, contiene algunos de los sitios con arte rupestre mejor conservados de la entidad.

Junto con la sierra Guadalupe expertos de esta dependencia federal han registrado mil 150 lugares con pinturas rupestres y/o petrograbados de importancia arqueológica. Esta buena conservación se debió a las condiciones climatológicas en Sierra de San Francisco, el Plan de Manejo y el interés por proteger los sitios rupestres de los habitantes de las rancherías; esto generó las condiciones idóneas para su preservación.

La península de Baja California, afirmó, resalta arqueológicamente por el arte rupestre, “entendiéndola como una manifestación gráfica que puede ser pintada o grabada”.

“Son miles de sitios– calculó –  con pinturas, petroglifos, mixtos e incluso geoglifos. Presentan un amplio repertorio y su distribución es densa en la península central, el área central en donde yo he trabajado”.

Con 25 años en el INAH, Gutiérrez Martínez recordó las investigaciones que inició en 1981 cuando el acceso era dificultoso. En casas rodantes, los arqueólogos se trasladaban por pequeñas y sinuosas veredas partiendo desde Santa Martha, un poblado en el municipio de Mulegé y en ese entonces el único acceso a la sierra de  San Francisco.  Se permanecía en el estado por lo menos tres meses entrando y saliendo a los diversos cañones de la sierra para después regresar a la ciudad de México a presentar los resultados de sus investigaciones.

Con facilidad rememoró, también, la perfección con la que encontró las extraordinarias expresiones de los antiguos californios. Desde aquella época comenzó la odisea por conservar el legado de los primeros pueblos. Aunque reconoció, de nuevo, a los rancheros a quienes consideró “la primera línea de defensa” de los monumentales mensajes del pasado.

El incremento de turistas y el nombramiento como Patrimonio Mundial de la Humanidad de la Unesco generó, entre 1993 a 1995, un esfuerzo todavía mayor de protección de las pinturas rupestres. Se convocó a prestadores de servicios, ejidatarios y comunidades aledañas a participar en la confección del Plan de Manejo de la Sierra de San Francisco para guías y visitantes.

“Es que se dio un fenómeno especial (en la sierra de San Francisco): una producción masiva de pintura rupestre. Esto no quiere decir que no haya más arte rupestre en el sur, pero disminuye considerablemente. Acá, los sitios están en bloques de granito sobre arroyos, es decir, es otro tipo de formación geológica y otras condiciones”, explicó.

 


Comparte esta noticia en:
×