La Paz, Baja California Sur (BCS). Alrededor de 3,000 personas se unieron a la décimo cuarta Marcha por La Paz que organiza la Diócesis de La Paz, que partió del Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe, sobre las calles Aquiles Serdán y 5 de Febrero, hasta la Catedral de Nuestra Señora de La Paz, en el centro de la ciudad.
El padre Juan Gómez Ezqueda, vocero de la diócesis, explicó que la marcha se realiza con “el fin de hacer conciencia en la gente de cuál es su responsabilidad para ser constructores de paz”.
“Más que reclamar por lo que está sucediendo”, dijo el padre haciendo referencia a la ola de ejecuciones que vive la capital del estado desde hace unos meses, “es ver nuestra corresponsabilidad en lo que sucede, pues se está cosechando definitivamente lo que se hizo mal, porque es desde la familia donde se va construyendo la persona”.
“Hemos caído en un bache de demasiada permisividad donde decimos ‘no pasa nada’, y estamos viendo que sí pasa, desde el consumo y distribución de estupefacientes hasta el mismo bullying, porque el que es violento de niño, si no se le corrige, va a ser violento en su vida ordinaria, cuando vaya creciendo”.
Acerca de la responsabilidad de los gobiernos en el incremento en la delincuencia y la violencia en La Paz, Gómez Ezqueda dijo que es “irresponsable” cargar toda la culpa a las instituciones, pues son las personas quienes las dirigen, dijo, y son ellas las responsables.
“Los gobiernos tienen una responsabilidad grave, pues se confía a ellos la seguridad, pero más allá de las instituciones están las personas, si quienes están dentro de una institución no saben cumplir con una responsabilidad, pues difícilmente podemos decir que el gobierno no está cumpliendo, son personas las que están fallando […] Es irresponsable cargar toda la culpa a los gobiernos, porque al final de cuentas los gobiernos no construyeron los delincuentes, salieron de una familia”.
De la misma manera, el padre condenó la falta de acercamiento de la iglesia católica a los jóvenes, un sector que se ha visto perdido y que forma la mayoría en los grupos delincuenciales.
“Nos ha faltado ser más fuertes, más proféticos en la denuncia, pero también en el acompañamiento de lo que son adolescentes, jóvenes, niños, sembrar más valores en ellos”.
Participaron en la marcha alrededor de 20 comunidades, contando parroquias, cuasi parroquias y rectorías, que bajaron por la calle 5 de Febrero hasta llegar a Mariano Abasolo y encontrarse con el Paseo Álvaro Obregón, el cual recorrieron para tomar después la calle 5 de Mayo y en la Catedral de Nuestra Señora de La Paz concluir la actividad con una misa, música en vivo y venta de comida tradicional.
