La Paz, Baja California Sur (BCS). Después de una década fuera de los escaparates, el pintor sudcaliforniano Raúl Virgen regresa para exponer este 21 de agosto en galería El Faro, ubicada en avenida Forjadores de Sudcalifornia, donde presentará alrededor de 20 piezas de 4 series distintas, todas bajo la influencia del abstractismo.
“Me retiré un tiempo porque quedé muy vacío”, platica Virgen, “así pasa, que se le acaba a uno la botellita, ya ves que parece que tiene uno una botellita de talento o de no se qué, y se acaba”, confesando que llegó a pensar “que ya no iba a retomar la pintura”.
Sin embargo la pintura lo llamó de nuevo y se percató que era imposible dejarla, pues forma parte de su esencia indivisible.
“Empecé a sentirme vacío de nuevo, pero ahora al contrario, por no hacer; el hacer me vació y el después el no hacer me hizo sentirme vacío también y ni modo, es mi vida, tengo que hacerlo, así sea una idea equivocada o un trabajo inútil, pero se tiene que hacer […] Soy muy flojo para andarle buscando comercio a lo que hago, y eso me ha detenido mucho, pero bueno, estoy satisfecho con lo que hice, con lo que estoy haciendo, y a ver hasta dónde…, bueno, satisfecho no, pero satisfecho de haberlo hecho, cuando menos”.
En El Faro, Raúl Virgen presentará cuatro piezas de la serie Caligráficos, dos de la serie Vegetales, ocho de Impresiones gestuales y cuatro más de Divertimentos, una nueva incursión para él basada en la simetría.
La última exposición de Virgen fue en San Diego, California, en 1996, no había parado desde la década de los 80, exponiendo en Morelia, Ensenada, Hermosillo, Guanajuato, León, toda la península de Baja California, y Seattle, en Washington. Cuando dejó de pintar se dedicó a hacer música andina y viajó por el centro de la república, permaneciendo principalmente en Zacatecas, Aguascalientes y San Miguel de Allende, pero después se muda a Estados Unidos, donde viajó como trovador, para regresar a La Paz, su ciudad de origen, en el año 2000.
Virgen estudió literatura en Toluca, después comunicación en el Instituto de Comunicación Latinoamericana, y finalmente pintura en la Academia Nacional de San Carlos.
“Fuimos una generación muy influida por el expresionismo mexicano, que tenía la cabeza en Cuevas”, platica, “y veíamos a Cuevas como un cabrón que reflejaba mucho el coraje, el dolor, la fealdad humana, pero la fealdad humana de sus ejercicios, no de sí mismo, porque feos habemos muchos, y me incliné mucho por Cuevas y la figura humana, y me sentía yo también un expresionista, deformando la figura, buscándole otras expresiones al cuerpo humano, pero llegó un momento en que la figura humana ya no me daba un filón para expresarme, para decir algo, llegó a estorbarme la figura humana incluso, entonces ya empecé a trabajar cosas así, abstractas, que vienen del subconsciente”.
Virgen incluso exploró el paisajismo a principios de los años 90, pero ya suma alrededor de 20 años sumido en el abstraccionismo, la geometría informal y el collage.
Creció en El Esterito, “un barrio de trabajadores, de pescadores, estibadores, vendedores de pescado, capitanes de pequeños barcos, un barrio con olor a pescado”, algo de lo que se siente sumamente orgulloso, pues para él, esa colonia, la primera de La Paz, es su verdadera patria.
“Yo digo ‘no soy de La Paz, yo soy de El Esterito’, porque somos distintos […] La patria no es México, es un país, es una cuestión política, la verdadera patria es esa chiquita donde nació uno, el barrio”.
