La Paz, Baja California Sur (BCS). En días pasados se ha observado a través de redes sociales a una cabra que pasea al lado de su dueña por el malecón de La Paz, la cual genera curiosidad por los transeúntes, quienes, al verla pasar, no dejan pasar la oportunidad de tomarse fotografías. Jengibre la cabra es macho y fue adoptada hace dos meses como mascota por Karen Uriarte Félix, quien es originaria de Sinaloa, pero ya tiene 2 años radicando en la Capital de la media península.
“Pasó porque mi hermano mayor se vino a vivir conmigo y dijimos que queríamos una mascota, pero por nuestros trabajos, que no tenemos horarios, ocupábamos algo que no fuera muy dependiente de comida a ciertos horarios, así que descartamos a los perros. Hicimos lluvia de ideas, gatos, conejos, peces, y entre broma y broma, salió mini pigs y cabras; y descartando todo quedamos en gato o una cabra, obviamente en mi mente dije ‘nunca vamos a conseguir una cabra, de dónde la vamos a sacar’, no es que te vayas al monte y la agarres o la vendan en algún lugar, y un día llegó con la cabra, llegó con Jengibre”, platicó Karen.
La dueña de Jengibre, al adoptarla como mascota, se preguntó qué comen y qué hacen las cabras, y las posibles dificultades que podría tener con los vecinos al tenerla en un espacio pequeño. Jengibre es pequeño de edad todavía, y Karen y su hermano buscaron ponerle un nombre que tuviera que ver con la salud y que fuera masculino.
“Y desde entonces fue qué comen, qué hacen, vivimos en un residencial, cómo le vamos a hacer con los vecinos […] Él es macho y llevo con Jengibre 2 meses, pero él tiene unos 7 meses de edad.
“Jengibre fue el aceite esencial, ya que me dedico a la parte de salud y fitness, y pues queríamos un nombre que fuera masculino y relacionado con la salud. Entre varias amistades empezaron a darnos ideas y salió el nombre de Jengibre y nos gustó”.
Jengibre la cabra está adaptándose a la vida en una casa, tal y como lo haría cualquier otro animal más doméstico o casero. Él, cuando su dueña está cerca, permanece a su lado y buscando comida; pero, en cuanto ésta se aleja o la pierde de vista, empieza a emitir su característico grito.
“Lo estamos adecuando igual como si fuera un perro o un gato, tenemos un patio pequeño o mediano, pero como es diferente, a veces grita o a veces no, y lo meto; tengo vecinos muy lindos que no se han quejado. Su cama es afuera, o debajo de mi cama, incluso se ha subido como si fuera un perro”.
Sobre su comida, Jengibre no come mucho, hasta ahora, pues sólo consume alfalfa y ciertas cáscaras de frutas que le dan a probar. Se comporta como si estuviera en un área libre, saltando y escalando cosas, cuenta su dueña.
“Las travesuras son diferentes, salta más curioso como si estuviera escalando cosas, lo que me gusta es que no pide comida como otros animales, pero sí huele todo y, al parecer, entre más crezca se va a comer todo; hasta ahorita nada más agarra mi ropa y empieza a comérsela, o papeles, pero vamos a ver qué pasa. Con pura alfalfa, me sale a 100 pesos y le dura como un mes, de vez en cuando le doy a comer cáscaras de frutas y estamos viendo cuáles le gustan y cuáles no.
“Le hemos puesto vacunas y todo, no quise cortarle sus cuernos, pero sí la castramos porque eso iba a bajar el olor de ‘ya no va a oler a chivo’, el típico comentario, de hecho, tenemos un gato para que se hicieran compañía y el gato huele más que el chivo. Le hecho perfume antes de salir”, añadió.
Karen explica que le gusta sacarlo pues, como no vive en un rancho, intenta que conozca más la ciudad. Se les ve con mayor frecuencia paseándose en la zona del malecón, usa correa mientras cruza la calle o caminan por éste, y en ocasiones lo suelta para que camine solo un rato.
“No batallo mucho con sus necesidades, ya que son pequeñas, pero siempre traigo bolsa y servilletas para recogerlas; nada más que es como una vaca, que no se da cuenta o puede seguir caminando y no se detiene para hacer, sí tengo que estar al pendiente para que las demás personas no se vayan a incomodar […] Intento sacarlo mucho porque no estamos en un rancho y quiero que conozca, lo más que la he llevado es a la playa El Tesoro, estuvo ahí, corriendo feliz”.
Esta acción, pasear por el malecón de La Paz, ha llamado la atención a los que también caminan por el lugar, muchos bromean al verla, otros más se detienen a tocarla y tomarse fotografías, y unos más preguntan de el por qué una cabra como mascota.
“Me ha dicho de todo un poco, creo que el más común es ‘¿sacaste a pasear la birria?’, que lo trato de tomar bien, como si yo viera un puerquito diría ‘¿sacaste las carnitas a pasear?’, y lo entiendo; pero fuera de eso, a todo mundo le gusta tocarla, supongo que porque no es común, me preguntas si hace algo, si golpea, si muerde y que si no hace algo con los cuernos, y ya que saben que no, todos la tocan; preguntan igual, que si por qué una cabra, y se toman fotos o piden que les cuente un poquito más”, comentó la dueña de Jengibre.
Finalmente, Karen dijo estar consciente de la realidad de tener a una cabra como Jengibre como mascota en una ciudad, y de que, algún día crecerá y necesitará más espacio para que se mueva; por lo tanto, ya ha pensado en diversas opciones para su futuro.
“Sí tengo plan A y plan B, realmente la gente me comentado que conoce o tiene ranchos, les pido su contacto por si llega u punto en el que yo ya no pueda tenerlo, saber que puedo llevarlo a un lugar donde pueda vivir más a gusto: y plan B, en mi mente, como cada vez se hace más parte de la familia, es conseguirme una casa con un espacio más grande para Jengibre, pero todavía tengo tiempo”.
