El gobierno de EPN criminaliza a los jóvenes mediante el terror: investigadora

Luz Olivia Domínguez Prieto visitó la entidad para participar en el 5to Encuentro de Contracultura en done habló sobre el tema
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La Paz, Baja California Sur (BCS). La criminalización de los jóvenes que protestan ante la ineficacia de su gobierno, es un patrón que la federación repetirá las veces que considere necesaria, y la administración de Enrique Peña Nieto continuará en ello.

Luz Olivia Domínguez Prieto, Maestra en Antropología Social por la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH-INAH), visitó la capital para desarrollar una ponencia Rock, resistencia y criminalización de los jóvenes, tema que actualmente se vive en la república mexicana.

“Cualquier indicio de protesta se ha criminalizado, los medios hacen su papel, se crean esos personajes. Es lamentable que no podamos distinguir entre un anarquista, un delincuente o alguien del gobierno”, expresó.

La doctora en Urbanismo por la Facultad de Arquitectura de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) aporta un enfoque de la realidad y señaló como el gobierno federal (aquí en otros países) ha buscado aumentar el grado de criminalización para perseguir la protesta. Se replica en lugares como Colombia o El Salvador.

Y es que diversos especialistas en seguridad interna, derecho penal y antropología social señalaron que en la guerra contra la delincuencia organizada persiste una tendencia a criminalizar a los jóvenes.

“La situación de jóvenes en México no puede ser generalizado, al joven se le persigue, culpabiliza, y sataniza. La culpabilización de la víctima, es común, por ejemplo: los mataron por revoltosos, la violaron como se vistió de cierto modo como estuvieran pidiendo a gritos se asesinados”, expresó.

El caso más reciente es el del estudiante de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, Sandino Bucio Dovalí, quien fue forzado a subir a un vehículo por elementos de la Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada (Seido).

Se le buscaba, supuestamente, para que rindiera declaraciones sobre lo ocurrido el 20 de noviembre, cuando unos pocos de encapuchados desataron una ola de violenta. En consecuencia, la Policía tuvo pretexto para remitir a jóvenes que no están involucrados con los hechos, pero sí en la organización de las marchas.

En el momento del rapto de Sandino, sin mostrar ninguna orden de presentación, policías ministeriales lo subió a la fuerza Chevy de color gris, con placas de circulación 324-WHD y lo trasladaron a la SEIDO de la PGR. El joven fue golpeado por los agentes y amenazado.

El terror, dijo la académica, es la sensación que están provocando para evitar la organización de los jóvenes.

Incluso, recalcó que en México no existe la figura de desaparición forzada. Sin embargo, este tipo de actos no son un hecho aislado, sino un delito que ejecutan las autoridades mexicanas de forma sistemática desde hace muchos años, como parte de una estrategia de «terrorismo de Estado» para intimidar y desmovilizar tanto a los grupos que se organizan y protestan.

“Hace lo que todo suene a anarquismo espanta, la gente absorbe información y la reproduce, la gente no entiende que es ser anarquista, es como decir soy criminal me pongo de pechito para ser atacado por el gobierno”, declaró.


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