El megaoperativo de Peña Nieto en el estado “más seguro del país”

Alrededor de 15 camionetas reguardaron a Enrique Peña Nieto en su recorrido por La Paz; hubo diversos cortes a la circulación, lo que provocó molestias
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La Paz, Baja California Sur (BCS).- La llegada del presidente del país, Enrique Peña Nieto, a la capital de Baja California Sur, movilizó desde temprana hora a todos los cuerpos policiacos estatales, municipales, federales, militares y navales. El recorrido que hizo desde el Aeropuerto Internacional de La Paz hasta las instalaciones de la planta Aurora Solar, estuvo permanentemente vigilado.

Cinco camionetas negras, marca Chevrolet Suburban, con vidrios polarizados y blindados, acompañada de una decena de vehículos más, donde iban a bordo guardias de seguridad pertenecientes al Estado Mayor Presidencial, protegía cada rodada que avanzaba el auto sobre el que se trasladaba Peña Nieto en la ciudad.

Antes de su arribo, el bulevar Forjadores, la arteria más importante de la capital sudcaliforniana, sufrió varios cortes a la circulación, en donde elementos militares y estatales, cerraban con sus pick ups la calle, mientras pasaba el convoy de automóviles que llevaría a el priista a su destino final; la salida, no fue menos aparatosa, el proceso se repitió.

La calle Acceso Parque Industrial, al sur de La Paz, que conectaba con las instalaciones de la nueva planta fotovoltaica de la Comisión Federal de Electricidad, inaugurada por Peña Nieto, estuvo totalmente sitiada; nadie, sin excepción, podía si quiera dejar su coche estacionado por el lugar donde iba a pasar el presidente.

Cientos de rejas metálicas verdes, resguardadas por elementos del Estado Mayor, quienes vestían de negro, limitaban el acceso a los automovilistas, quienes tuvieron que esperar por varios minutos, para que el ejecutivo federal pasara por el lugar sin ningún contratiempo; la escena se repitió a varios kilómetros a la redonda; el acceso era restringido.

Decenas de personas, arriba de vans blancas vigilaban las calles; cualquiera que atravesara por la ruta de Peña Nieto era invitado a retirarse; a estos hombres, los acompañaban perros pastor alemán, los cuales olían todo lo que estuviera en la calle, que apenas había sido barrida horas antes por trabajadores municipales.

“Pinche Peña Nieto, voy a llegar tarde, a mí que me importa su visita”, exclamaba una señora molesta, quien estaba dentro de una larga fila de autos esperando que pasara el presidente para que se liberara la avenida.

A ver tal movimiento, gente curiosa se fue aglutinando en el área para poder observar por lo menos un instante al presidente del país, quien no tuvo en ningún momento contacto con la población. De manera intempestiva y a gran velocidad pasó por el lugar, sonrío, levantó la mano en señal de saludo, y se perdió entre el basto número de autos que lo protegían.


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