Por: José Alberto Peláez Valdivia (*), en exclusiva para BCS Noticias.
La Paz, Baja California Sur (BCS). Desde su inauguración, en todas las noches se han presentado programas con intereses muy particulares; en especial, los estrenos de obras nuevas en nuestra ciudad, que seguramente, invitarán al escucha a un replanteamiento musical que lo lleve, también, hacia nuevas y maravillosas posibilidades.
La composición Canasta de frutas mexicanas del compositor Jesús Echeverría, introduce frescas ideas dentro de un contexto musical ya recorrido por otros compositores desde tiempo atrás: el sincretismo musical.
El componente innovativo, agradable, divertido, sin complicadas propuestas, proviene de la valiosa herencia musical de las 6 regiones que conforman La Huasteca, particularmente, la Potosina, Tamaulipeca y Veracruzana.
A la vez, la parte sólida que sustenta armónicamente intrincada como la más fina filigrana de sonidos coloridos, es expuesta a través de un cuarteto de cuerdas clásico con el acompañamiento de la Jarana Huasteca, interpretada esta noche por el compositor mismo. Es aquí, donde el cuarteto de cuerdas sustituye en función, y de la manera más ingeniosa, creativa, al tradicional Trío Huasteco, integrado por la quinta huapanguera, la harana huasteca y el violín.
Básicamente,Canasta de frutas mexicanas, es una recreación de algunas frutas, cuya base musical es el Huapango.
La soprano mexicana, Lourdes Ambriz, con su magnífica presencia escénica y dominio absoluto de la parte vocal, convocó al público desde un principio, a unirse tanto al disfrute como a la alegría y diversión (intenciones del compositor), cuya respuesta fue inmediata, haciendo de toda la obra un auténtico favorito de la audiencia.
El fragmento de la Suite Huasteca con que abrió el programa, estableció desde los primeros compases, la estructura musical entera de toda la noche. Las rítmicas características tanto del huapango como del son, evidenciaron aún mas la elaborada textura armónica, que más tarde, en la sección lenta nos refirió al uso de las voces en el coral barroco, especialmente, produciendo una bellísima combinación de color tonal entre los violines y la viola.
Empezada la recreación de las frutas, apareció Ambriz, luciendo un hermoso tradicional huipil amuzgo, sobrepuesto a un chincuete color rojo casi bermellón, de la cintura a los pies. Produciendo un efecto verdaderamente sensacional. Su estupendo lenguaje corporal en coordinación perfecta con el sincopado, aportó aun mas gracia a su zapateado.
Cada una de las frutas en función composicional tienen un balance perfecto, algunas presentan un trabajo mas elaborado en el manejo de las voces instrumentales, brindando así oportunidades a los músicos de mostrar su virtuosismo.
Lourdes Ambriz también hizo uso del mismo recurso, nunca sostuvo un falsete prolongado en exageración, su clara y estupenda dicción ayudo la rápida asimilación idiosincrática por parte del público, en cuanto a la parte literaria y poética.
Con una gracia equilibrada siempre en el manejo de las Décimas, Cadenas, ocasionalmente un Trovo en las partes literaria y poética.
También, por que no decirlo, la frescura de las interpretaciones son el resultado de un conocimiento absoluto de la obra, haciendo uso de un órgano vocal que ha llegado a la plenitud en calidad de madurez musical.
Mi más respetuoso saludo a los integrantes del Cuarteto de Cuerdas por su perfecto acompañamiento: conocimiento perfecto, colaboración de equipo con la solista en el difícil sincopado fraseo y respiración. Aunque extranjeros todos, poseen un dominio absoluto sobre la idiosincrasia musical mexicana.
Violines: Sebastián Kwapiz y Pável Koulikov
Viola: Matthew Schubring
Violoncello: Vladimir Sagaydo.
(*) José Alberto Peláez Valdivia. Estudio en la UNAM, Música y Economía. Residente de EE.UU. desde hace 25 años, regresa a Baja California Sur. Ha ejercido la crítica musical para diversos medios impresos y la radio en cobertura estatal y nacional.
