La Paz, Baja California Sur (BCS). Luego de más de una década sin actualizar el Atlas de Riesgo de BCS y tras el paso del huracán Odile, el Gobierno del Estado planea actualizar este instrumento para principios de 2015, según adelanta Andrés de los Ríos Luna, titular de la Coordinación General de Desarrollo Sustentable en la entidad.
De los Ríos Luna consideró que a pesar de no contar con un Atlas de Riesgo, en BCS “estamos preparados” para cualquier acontecimiento climatológico, lo que ha quedado demostrado luego del huracán, pues hoy “tenemos un saldo muy positivo”, ya que “sólo se registraron seis muertes”.
“Esperamos tener a principios del año que viene ya una versión que nos pueda dar elementos para poder identificar cuáles son las mejores políticas públicas de construcción, vivienda y ubicación […] Es prácticamente un hecho”.
Asimismo, adelantó que a mediados de año, cuando las elecciones a gobernador, alcaldes y diputados se encuentren en el punto más álgido, se iniciaría “la consulta pública” del Atlas, ya que “no se deben construir este tipo de instrumentos simplemente por un grupo especializado”, sino que “también es muy relevante el que se pueda reflejar en este instrumento cuáles son las inquietudes y necesidades que observan cada uno de los gremios, como cámaras, hoteleros y la sociedad civil”.
Por otro lado, el coordinador de general de Desarrollo Sustentable precisó que un Atlas de Riesgo “sirve si, sólo si, en la aplicación de cada una de las atribuciones de los órdenes de gobierno se ejecutan esos instrumentos de planeación”, por lo que “en la medida en que los gobiernos sean transparentes y abiertos”, recibiendo constructivamente las observaciones ciudadanas, es que el Atlas de Riesgo será efectivo.
“Si nadie lo aplica, puede ser el mejor Atlas, puede estar mucho muy actualizado, pero simplemente no servir de nada […] Falta una correcta aplicación irrestricta de la normatividad”.
El Atlas de Riesgo identifica las zonas susceptibles de recibir daños por fenómenos naturales, y debe incluir un anexo que enumere medidas de mitigación previas a la ocurrencia de una catástrofe, las cuales sirven para evitar daños, minimizarlos o resistirlos en mejores condiciones.
