Los Cabos, Baja California Sur (BCS). En un rincón cercano a un arroyo en el municipio de Los Cabos, dormía Miguel Ángel Angulo, un adulto de la tercera edad que fue abandonado por su familia y durante un tiempo se vio obligado a buscar refugio debajo de un árbol, donde se cobijaba con una caja de cartón.
El señor Angulo acudió un día al comedor comunitario de la Asociación Raíces y Lazos. Ahí se le proporcionó ropa nueva y alimentos. Actualmente lleva 3 años perteneciendo a esta organización, que procura el bienestar de miles de adultos de la tercera edad.
La fundadora de la Asociación, Patricia Lara explicó en entrevista para este medio que, pese a que solo existen 9,000 expedientes oficiales, estima que al menos otras 3,000 personas reciben algún tipo de apoyo.
“Trabajamos de forma muy diferente a cualquier asociación. Tenemos un comedor comunitario. De 9:00 de la mañana a 1:00 de la tarde atendemos a los adultos. Yo digo que son 9,000 porque son los que tenemos documentados, pero calculamos que son unos 12,000, por los que vienen y no tenemos registrados”, contó.
Patricia Lara narró que hace años notó la presencia de muchos adultos viviendo en las calles y cuando empezó a apoyar a algunos, se percató de que la mayoría se dedicaba a la agricultura, pesca o ganadería, por lo que no contaban con una pensión.
Por otro lado, explicó que las personas que forman parte de la Asociación reciben mensualmente una despensa, conseguida con dinero aportado de manera voluntaria por cada integrante del equipo, más donaciones por parte de empresas particulares.
“Somos 230 personas del equipo. Un martes al mes, un camión nos trae los alimentos y los viernes ya los estamos entregando. Claro, tenemos donadores; empresarios que nos apoyan también con ropa, medicamentos, sillas de ruedas, pañales, muletas. El sector hotelero nos apoya mucho”, expresó la fundadora.
Asimismo, comentó que, en el lugar que usan como comedor comunitario, se alojan 3 personas, pero en el estado se rentan 4 lugares más para aquellos que no cuentan con un hogar propio. Además, en Santa Rosalía, también son apoyados por un convento, que brinda hospedaje a quienes lo necesitan.
Recalcó que actualmente muchos ancianos son abandonados, olvidados por sus familias lejanas y es así como llegan a las calles; sin embargo, esperan que el espacio que fue donado por el Ayuntamiento esté listo en 5 meses, para que no haya más personas que pasen por este tipo de situaciones y, en su lugar, se promueva una vida digna.
En otro comentario, indicó que, ya que muchas de estas personas retiradas saben trabajar la tierra, podrán cosechar sus propios alimentos y esperan poder vender parte de esa producción, con el propósito de contar con un ingreso extra.
“Ellos saben trabajar. Vamos a sembrar frutas y verduras. Nos damos el lujo de preparar nuestros alimentos de verduras que nosotros cortamos, por eso queremos más espacio. También tendremos taller de reciclaje. Vamos a vender todo orgánico y cada uno tendrá su propio dinero”, concluyó.
