La Paz, Baja California Sur (BCS). El administrador del asilo de ancianos «San Vicente de Paul» en La Paz, José Antonio Cruz Mancilla, informó que de los 42 asilados que atienden menos 5 son visitados por algún familiar a la semana; incluso, tiene que andar “correteando” a sus parientes para que los vayan a visitar.
“De los 42 abuelitos que tenemos, sólo el 5 ó 10 %, y te los puedo contar con la mano, son visitados por sus familiares, por lo menos cada semana; hay veces que tenemos que andarlos correteando para que vengan […] Algunos entran en depresión, porque no vienen a visitarlos. De repente ingresan aquí, y aunque uno quiere motivarlos o darles una alegría, no es lo mismo, pues ya llevan toda una vida conviviendo con sus hijos o nietos; se desprenden de ellos, entonces, es cuando se decaen”, dijo.
Cruz Mancilla comentó que antes de ingresar al adulto mayor, se firma un convenio para que los familiares no dejen de visitarlo, pero muchos sólo lo usan como un lugar en dónde se “hagan cargo” de la persona, como si fuera un “objeto”.
“Hacemos un convenio, donde quedan asentadas las condiciones de la institución; obviamente, el familiar tiene sus obligaciones, como es el visitarlos constantemente o dar algún tipo de apoyo. Muchas veces tienen la idea de ‘te encargo a mi familiar’, pero realmente somos un apoyo para la gente que no tiene el recurso para sostener a la persona, que no tiene vivienda o familia. Otros vienen a pedir los requisitos, y si no cumplen con alguno, nos dicen ‘entonces qué hago con él’, como si fuera un objeto, y de ahí parte el que no vengan a visitarlos”.
El administrador del asilo contó algunas situaciones que pasan con los abuelitos, cómo los familiares se decaen en el ánimo cuando les prometen que los van visitar o que irán por ellos para llevarlos a algún lugar, y que, al final, nunca pasan por ellos y los dejan esperando todo el día.
“Tenemos una abuelita de 100 años. Muchos fallecen por la edad principalmente, pero el que la familia deje de visitarlos, sí los afecta […] Hay veces que los abuelitos traen una bolsa con ropa, y les preguntamos a dónde van, y nos dicen que les hablaron, porque algunos tienen celular, que un familiar va a venir por ellos, y se sientan a esperar, y no vienen por él, ahí los dejan esperando todo el día; la verdad, eso me da tristeza y coraje; otros no comen porque iban a ir a comer con ellos; sólo los emocionan y eso es una complicación de diario […] Hay un abuelito al que le conocí a su hijo hace 2 años, y yo llevo 5 aquí, y el asilado ya estaba aquí cuando llegué, es decir, que en 3 años yo nunca había visto a su familiar”.
Afortunadamente, existen muchas personas externas que se preocupan y ocupan de llevar alguna actividad, una distracción y compañía para ellos, y que no se sientan solos ni olvidados, expresó Cruz Mancilla.
“En diciembre es casi igual, la institución es accesible a que los saquen sus familiares, pero casi no vienen; lo bueno que hay muchas asociaciones, escuelas, fundaciones, o grupos que vienen a convivir con ellos y la verdad, ellos quedan fascinados por eso […] También, por otro lado, aquí hacen manualidades, algunos toman clases, tenemos las fisioterapias, tenemos misas».
Una de las grandes necesidades de los adultos mayores en el San Vicente de Paul, dijo, son los pañales, siendo de los recursos que más hacen uso diariamente, y de lo que se solicita más cuando hay alguna actividad o cuando alguien quiere donar. “Dentro de las donaciones, lo que más pido son pañales, diario se gastan entre 200 y 250, se cambian al día de 6 a 8 veces o más, es mucho el gasto y es de todos los días; cuando hay eventos, siempre pedimos pañales primeramente, ya que del total, entre 35 y 38 los usan; también aceptamos medicamentos que no estén caducados, toallitas húmedas, artículos personales, alimentos como arroz, frijol, avena, cereales”, dijo.
Cruz Mancilla también indicó que el personal para atenderlos es poco, y que, pues no se tienen los suficientes recursos para pagar a más, pues hay otros gastos dentro de la institución, como la comida, los mismos pañales, entre otros.
“Somos 25 personas, entre administrativos, veladores, cocina, cuidados del abuelito; de los que se encargan sólo de la atención de ellos, pues, cada uno atiende de 6 a 10, pero hay unos que requieren mayores cuidados […] Hay personas que los quieren ingresar ya muy enfermos porque nos los quieren batallar y la familia los ve como un estorbo, por eso muchos entran a prueba primero, para ver si les gusta, se les da un recorrido, además de que se les pide que la persona todavía sea autosuficiente”.
Finalmente, el administrador comunicó que en este año que está por terminar, ingresaron 5 adultos al asilo y, lamentablemente, han fallecido 6, concluyó.
En caso de que alguna se interese en donar o visitar el asilo, éste se ubica en calle Balandra número 222, esquina con Pelícanos, en el fraccionamiento Balandra, en el ex Molino Harinero, atrás del Parque Los Mangos de la colonia Indeco; más informes al teléfono 1220602.
