Señora de 96 años en La Paz no puede pagar su recibo del agua; le llegó por 39,000 pesos

La señora Rosario vive con una hija de 70 años y su pensión es de apenas 1,700 pesos al mes; su otro hijo, tiene trabajos temporales. Además, ahora tiene un problema de cadera y ya no puede moverse mucho
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La Paz, Baja California Sur (BCS). Rosario Hirales Pérez es una señora que vive en La Paz y actualmente tiene 96 años, vive con 2 hijos y uno de ellos tiene 70 años. A la familia, hace más de 4 años y medio le limitaron el servicio de agua potable, pues no pudieron pagarla en su momento y nunca pudieron hacerlo por problemas económicos; los meses pasaron, y los recargos se acumularon hasta que su recibo ascendió a 39,000 pesos y hace un poco más de un mes, les suspendieron definitivamente la conexión.

“Le limitaron el agua”, contó otra hija de la señora Rosario, quien no vive con ella, pero está cuidando de su salud por el momento. “Pero, como aquí había mucha presión de agua, salía y seguía con ella; ya hace como un mes vinieron y la cortaron totalmente”, agregó.

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La señora Rosario – quien, a su larga edad, todavía cuenta con lucidez y algo de fuerzas – platicó para BCS Noticias que está pensionada desde hace unos 30 años, trabajó en ‘La Chilera’ por muchos años y ahora recibe una pensión de 1,700 pesos mensuales. Su hija, de 70 años, no puede trabajar, pues no escucha ni ve muy bien, este problema de salud lo tiene desde pequeña.

“El dinero no alcanza, usted sabe cómo está la situación. Yo tengo mi pensión, pero no es mucho”, comentó la señora Rosario. “A mi mamá le pagan poquito de pensión, 1,700 pesos al mes y pues es poco. Aquí vive con una hermana, acaba de cumplir 70 años, pero ella no ve muy bien y casi no oye tampoco. Y mi hermano, pues ahí con trabajitos que agarra, pero no siempre”, explicó la hija.

A la derecha, señora Rosario Hirales, de 96 años; a la izquierda, su hija, de 70
A la derecha, señora Rosario Hirales, de 96 años; a la izquierda, su hija, de 70

Doña Rosario nació en 1920, y a sus 96 años, todavía se hacía cargo de algunas labores del hogar, como barrer, limpiar, cocinar y atender a su hija; pero, desafortunadamente, días atrás se cayó y se quebró la cadera. En el hospital la tuvieron que operar y ahora está en su casa, en cama, sin poder moverse mucho. No tiene dientes ya y sus hijos – los que no viven con ella – tienen que venir a ayudarla a bañarse, a alimentarse y a tomar sus alimentos. “Yo me baño todos los días porque hace mucho calor”, dijo doña Rosario.

Hoy, la familia no sabe cómo pagará su recibo de agua, pues con la pensión que tiene la señora es muy difícil, y lo que gana el hijo, no es suficiente; por lo pronto, algunos vecinos de la colonia les ayudan dándole cubetas con agua, la cual les sirve para cosas básicas.

Finalmente, su hija comentó que no tienen dinero ni para comprar una silla de ruedas y así poder mover a la señora Rosario. “Aunque sea para sacarla al patio y se refresque un poco, o para moverla a algún lado, pues no tenemos carro”. También le hacen falta pañales, pues, por el accidente, tiene que estar en cama todo el tiempo.


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